jueves, 13 de diciembre de 2012

El líder es prudente

Luego de la batalla de Gettysburg, en la noche del 4 de julio de 1863,  el general Lee comenzó su retirada hacia el Sur, en medio de una gran tormenta. Al llegar al Potomac con su derrotado ejército,  encontró un río imposible de cruzar y al ejército de la Unión tras él. Estaba atrapado. Lincoln advirtió la oportunidad de derrotarlo definitivamente y poner fin a la guerra. 

Entonces,  lleno de esperanza, ordenó al general Meade que atacara inmediatamente. ¿Qué hizo el general Meade? Exactamente lo contrario de lo que se le ordenó. Convocó un consejo de guerra, en directa violación de las órdenes, dudó, esperó, telegrafió sus excusas, negándose rotundamente a atacar. Las aguas bajaron y Lee con sus fuerzas escaparon.


"¿Qué es esto? -gritó furioso, cuando se enteró- ¡Gran Dios! ¿Qué es esto? Los teníamos al alcance de las manos, sólo teníamos qué estirarlas para que cayeran en nuestro poder; y sin embargo, nada de lo que dije o hice logró que el ejército avanzara. En esas circunstancias, cualquier general podría haber vencido a Lee. Si yo hubiera ido, yo mismo lo habría derrotado."

Lincoln muy dolido y molesto se sentó a escribir una carta a Meade, en los siguientes términos.

"Mi querido general:
No creo que comprenda usted la magnitud de la desgracia que representa la retirada de Lee. Estaba a nuestro alcance, y su captura hubiera significado, en unión con nuestros otros triunfos recientes, el fin de la guerra. Ahora la guerra se prolongará indefinidamente. Si usted no consiguió atacar con fortuna a Lee el lunes último, ¿cómo logrará hacerlo ahora al sur del río, cuando sólo puede llevar consigo unos pocos hombres, no más de los dos tercios de la fuerza de que disponía entonces? Sería irrazonable esperar, y yo no lo espero, que ahora pueda usted lograr mucho. Su mejor oportunidad ha desaparecido, y estoy indeciblemente angustiado a causa de ello."

¿Qué habrá hecho Meade al leer esta carta?
Responderla. Responderla y renunciar.... Ni una de ambas, porque Meade no vio jamás esta carta. Lincoln no la despachó y se la conoce, cuando luego de su muerte fue hallada entre sus papeles.

Se especula que después de escribirla Lincoln recapacitó y consideró que no debía actuar precipitadamente, porque había aprendido por amargas experiencias que las críticas y reproches son casi siempre inútiles.

Se le atribuye, entre otras, la siguiente frase célebre:

"Casi todos podemos soportar la adversidad, pero si queréis probar el carácter de un hombre dadle poder."

Theodore Roosevelt decía que cuando, como presidente, se veía ante algún grave problema, solía reclinarse en su sillón y mirar un gran cuadro de Lincoln que había sobre su escritorio en la Casa Blanca, y preguntarse entonces: "¿Qué haría Lincoln si se viera en mi lugar? ¿Cómo resolvería este problema?"

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