viernes, 28 de diciembre de 2012

Cuando la situación llega al límite, el líder actúa.

Francisco Pizarro (1478 —  1541), fue el explorador y conquistador español del Perú, gobernador de Nueva Castilla (actual territorio peruano) con sede de gobierno en La Ciudad de los Reyes (Lima). Es recordado por haber logrado imponerse sobre el Imperio incaico con ayuda de diversos cacicazgos locales, conquistándolo y estableciendo la hegemonía española.

Con sus socios Diego de Almagro y Hernando de Luque, inició la conquista del Perú en 1524 con ciento doce hombres y cuatro caballos en un sólo navío. Al inicio, mantuvieron duros enfrentamientos con los indios en los que él fue herido en múltiples ocasiones y Almagro perdió un ojo.

A finales de septiembre de 1526, cuando habían transcurrido dos años de viajes hacia el sur afrontando toda clase de inclemencias y calamidades, sin conseguir resultados, llegaron agotados a la isla del Gallo, en el Golfo de Tumaco en las costas colombianas.
En ese ambiente adverso, en el que la mayoría quiere desertar y regresar, Pizarro de 48 años, demacrado, más parecido a un indigente que a un poderoso conquistador españól, en una acción extrema, intenta convencer a sus descontentos hombres para que sigan adelante; desenvaina su espada, traza una raya en la arena y obliga a sus hombres a decidir entre seguir o no en la expedición descubridora, al exclamar:
-Por este lado se va a Panama a ser pobres, por este otro al Peru a ser ricos; escoja el que fuere buen castellano lo que mas bien le estuviere.
Tan solo cruzaron la línea trece hombres que han pasado a la historia como los "Trece de la Fama", o los "Trece caballeros de la isla del Gallo".
Pizarro y los Trece de la Fama esperaron en la isla del Gallo cinco meses por los refuerzos, los cuales llegaron de Panamá enviados por sus socios al mando de Bartolomé Ruiz. El navío encontró a Pizarro y los suyos en la Isla de la Gorgona, hambrientos y acosados por los indios. Ese mismo día, Pizarro ordenó zarpar hacia el sur, a conquistar el Imperio de los Incas.


jueves, 27 de diciembre de 2012

El líder asume el papel que la sociedad le requiere

Simón Bolívar ( 1783 — 1830), fue un militar y político venezolano de la época pre-republicana de la Capitanía General de Venezuela; fundador de la Gran Colombia y una de las figuras más destacadas de la emancipación americana frente al Imperio español. Contribuyó de manera decisiva a la independencia de las actuales repúblicas de Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela.

Se cuenta que un día de la primavera de1805, en París, en casa de Fanny du Villars, donde se daba cita lo más selecto de la sociedad francesa de la época, tuvo lugar el primer encuentro importante entre Simón Bolívar, en ese momento de 21 años, y el Barón Alexander von Humboldt, científico alemán que recientemente había vuelto de su famoso viaje por América del Sur (1799-1804) que estaba compartiendo algunas de sus experiencias y anécdotas con los asistentes. Aprovechando la ocasión, Bolívar le preguntó:
-Por su conocimiento de las colonias españolas, ¿no cree usted que ha llegado el momento de darles su independencia?
-Los pueblos de América deben deshacerse del yugo y la opresión españolas para que florezcan como merecen.
-¿Qué lo impide? -volvió a cuestionar.
-El Nuevo Mundo tiene razón, pero no veo al hombre destinado a dar la talla que tan grande empresa requiere.
-Puede ser que lo encontremos -respondió Bolívar.
- ¿Usted se dirige a costa firme? -le preguntó Humboldt.
-Sí, señor, voy a buscar a ese hombre en mi patria.
-¿Y si no lo encuentra?
-Lo formaremos- dijo.
Días después por iniciativa de Simón Rodriguez, su maestro y amigo, emprendió un viaje que lo llevaría hasta Roma, ciudad en la que el15 de agosto de 1805, día de la Ascensión de la Virgen,  en una de las 7 colinas de Roma, específicamente en el Monte Sacro, inspirado expresó, mientras brotaban lágrimas de sus ojos:
- Juro delante de usted; juro por el Dios de mi padres; juro por ellos; juro por mi honor, y juro por la patria, qué no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por la voluntad del pueblo español.
En 1806, de regreso en Venezuela, consagró su fortuna personal y su vida a cumplir su juramento.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

El líder ve el futuro antes que los demás

Cristóbal Colón (lugar discutido, c. 1436-1456 - 1506), fue un navegante, cartógrafo, almirante, virrey y gobernador general de las Indias al servicio de la Corona de Castilla, famoso por haber realizado el denominado descubrimiento de América, en 1492.

Se comenta que cuando regresó a España tras haber descubierto el Nuevo Mundo fue invitado a una cena. Estando sentado a la mesa con otros invitados, éstos murmuraban en voz baja que su único mérito consistía en haber sido lo suficientemente aventurero para navegar en dirección al occidente más tiempo que cualquier otro que lo hubiese intentado antes. Al no ver reacción, un noble trató de herirlo diciendo:

-Señor Colón, incluso si vuestra merced no hubiera encontrado las Indias, no nos habría faltado una persona que hubiese emprendido una aventura similar a la suya, aquí, en España que es tierra pródiga en grandes hombres muy entendidos en cosmografía y literatura.

Colón aún siendo hombre de carácter contuvo su molestia, se mordió la lengua y decidió no responder a estas palabras, y  solicitó que le trajeran un huevo. Cuando se lo dieron, lo colocó sobre la mesa y expresó con voz grave:

-Caballeros, apuesto con cualquiera de ustedes a que no serán capaces de poner este huevo de pie como yo lo haré, desnudo y sin ayuda ninguna.

Todos aceptaron la apuesta y lo intentaron uno tras otro sin tener éxito y cuando el huevo volvió a Colón, éste lo golpeó cuidadosamente contra la mesa, y lo colocó sutilmente dejándolo de pie.
 
De esta sencilla pero efectiva manera, Colón demostró a sus contemporáneos que era fácil hacer algo cuando se sabe como hacerlo, pero arriesgarse por primera vez puede ser frustrante.

Esta anécdota quedó en la historia como la del huevo de Colón. Ha llegado hasta nuestros días y se la utiliza para referirse a una cosa que aparenta tener mucha dificultad pero resulta ser fácil al conocer su artificio.

Cada vez que pienso en él recuerdo la frase de John Sculley, hombre de negocios americano que fuera presidente de Pepsi y director ejecutivo de Apple: "el futuro le pertenece a aquellos que ven las cosas antes que otros las consideren obvias", porque fue su visión la que le legó a Europa un nuevo mundo.

jueves, 20 de diciembre de 2012

La integridad, nuestro primer deber


Henrik Ibsen (1828-1906),  fue un dramaturgo y poeta noruego. Sus obras no han perdido vigencia y es uno de los autores no contemporáneos más representado en la actualidad.
En una ocasión, una señora, asistente a una reunión se dirigió hacia él con deseos de entablar conversación. En cuanto estuvo a su lado y se dio la oportunidad, le preguntó, a modo de introducción del coloquio que esperaba iniciar con Ibsen: -He leído su Peer Gynt, pero debo confesarle que no he sido capaz de comprender todo el sentido de ese personaje. ¿Sería usted tan amable de explicármelo?
-Lo siento, pero no puedo -respondió, secamente.
-¿Pero es que usted no conoce el significado de uno de sus personajes?    -respondió la señora asombrada.
-Señora, cuando escribí Peer Gynt sólo Dios y yo conocíamos el significado de dicho personaje. Yo lo he olvidado completamente. Tendrá que preguntárselo a Dios.

Se le atribuye entre otras muchas la siguiente expresión: 
“¿Cuál es el primer deber del hombre? La respuesta es muy breve: Ser uno mismo.”

miércoles, 19 de diciembre de 2012

Las empresas deben estar listas para aprovechar las oportunidades

Benjamín Disraeli  (1804 - 1881), conocido también como Conde de Beaconsfield, fue un político, escritor y aristócrata británico, que ejerció dos veces como Primer Ministro. A lo largo de su carrera política, se consagró por su magnífica oratoria caracterizada por el dramatismo. Otros dos rasgos destacaron en su trayectoria pública, el primero, su extraordinaria amistad con la reina Victoria I y el segundo su notoria rivalidad con el líder del Partido Liberal, el también prominente político William Ewart Gladstone.

Se comenta la siguiente anécdota. En cierta ocasión, le preguntaron sobre la diferencia entre una desgracia y una catástrofe, a lo que él respondió: “Si Gladstone cayera al río Támesis y se ahogara, eso sería una desgracia; pero si alguien lo sacara del agua, eso sería una catástrofe.”

Se le atribuye la siguiente frase:

“El Secreto del éxito de un hombre radica en estar listo cuando vengan las oportunidades”

martes, 18 de diciembre de 2012

La empresa que progresa es la que administra sus recursos

Ángel Ganivet (1865-1898), escritor y diplomático español. Su fama la debe sobre todo a su Idearium español, un libro que, a pesar de su poca extensión, ocupa un puesto destacado en el pensamiento español moderno, calificado como una obra de gran profundidad filosófica.

En el mismo momento en que España está al borde de la agonía y asiste a la derrota del desastre del 98, Ganivet se atreve a reivindicar su cultura y su manera de ser. Vuelve la mirada hacia atrás y arremete contra todo lo que cree que ha desviado de lo que cree que España hubiera podido ser: una Grecia cristiana.

Se le atribuyen las siguientes frases:

“El hombre no debe seguir ciegamente un derrotero fijo”

“Quien vive en más desahogo no es el que tiene más, sino el que administra bien lo mucho o poco que tiene”